El día del padre es un día conmemorativo en el cual se celebra al padre de familia con la intención de honrar la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos. El rol del hombre fue, durante siglos, únicamente el de proveedor. Este papel, no obstante, ha variado sustancialmente en los últimos años. La mujer, que antes sólo se dedicaba a la crianza de los hijos, empezó a asumir tareas fuera del hogar y a enfrentar la realidad laboral, hasta ese momento patrimonio exclusivo del hombre. Son muchos los papás que se han dado cuenta de que limitar su papel al de trabajar para mantener a su familia es perderse lo mejor de la paternidad, disfrutar a los hijos, verlos crecer y compartir con ellos los momentos importantes. Es por eso que en los últimos años se ha popularizado la concepción de complementariedad de roles. Esto significa que la responsabilidad del sustento económico de la familia, como la educación y el cuidado de los hijos, sea asumida por ambos padres. Lo que no quiere decir que los dos padres tengan que hacer exactamente lo mismo, pues el padre y la madre son figuras diferentes para el niño. Este nuevo rol de los papás genera grandes beneficios para los hijos, ya que así reciben una visión mas amplia y diferente de la vida. Atentos con la siguiente expresión: Padres buenos hay muchos, buenos padres hay pocos. No hay cosa más difícil que ser un buen padre. En cambio no es difícil ser un padre bueno. El padre bueno quiere sin pensar, el buen padre piensa para querer. El buen padre dice que sí cuando es sí, y no cuando es no; el padre bueno sólo sabe decir que sí. Y hay que sumarle además que nombrar la palabra padre o papá tiene una connotación emocional especial en nuestro vocabulario, podemos coloquialmente decir “tío” (jergismo que nos viene de la Península) a cualquier amigo o conocido, pero llamar papá a alguien que no es tu papá claro está, es dificilísimo.
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