Hace unos días estuve chateando
con una chica, ella me gusta o mejor dicho me gustaba. Me dijo ciertas cosas
que otros (seudoamigos) le dijeron de mí, haciéndole dudar y mostrándose (a
partir de ese momento) fría y distante ante mis cortejos y aproximaciones. Ella
me contaba cosas que delataban inmadurez de su parte, cosas como “me dijeron”, “me
contaron” y bla bla bla… No gozo de tolerancia para las niñerías ni caprichos y
menos que se manifiesten en adultos o personas que deberían por su edad pensar
y actuar maduramente. Mi respuesta teñida con molestia y decepción fue: “suena tan
a colegio lo que me cuentas”. El descargo de ella se dio de forma inmediata
diciendo: “Yo no trato de retraer la niña que llevo dentro, yo la dejo fluir”.
Me pareció de las respuestas más sensatas que he escuchado de una chica de 22
años. Para compensar un poco el asunto yo solté una justificación diciendo: “yo
también me comporto como niño, trato de no hacerlo pero a veces se me escapa,
bueno creo que a todos nos pasa”. Rápidamente esto me hizo recordar a la Neotenia, término de la biología que
fue popularizado por la década de los 70 por la obra de Desmond Morris de
nombre “El Mono Desnudo”. El diccionario de la RAE dice que la Neotenia es la
persistencia de caracteres larvarios o juveniles después de haberse alcanzado
el desarrollo adulto. Me parece una definición buena y aunque breve no deja de
ser buena. Nosotros como seres biológicos no somos ajenos a la Neotenia. Este fenómeno
explicaría el por que conservamos o mantenemos
por ejemplo ciertos rasgos, actitudes o comportamientos de etapas anteriores a nuestro desarrollo
actual. Esta tendencia nos es natural, y en los momentos menos pensados cuando
no ejercemos dominio sobre nuestras propias facultades podríamos parecer párvulos,
niños o adolescentes. A veces me sorprendo a mí mismo con pequeños
gestos o mínimas actitudes que al
reconocerlas como propias me hacen pensar que no he madurado del todo o no
maduraré jamás. Y esto pasa con todos así no lo queramos reconocer. Hay una frase coloquial que dice que todos
(refiriéndose especialmente a personas adultas) llevamos un niño en nuestro
interior. Tal frase ya no suena del todo
descabellada si se entiende desde el punto de vista de la Neotenia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario