La
adolescencia es una etapa del desarrollo humano que comienza por lo general a
los 11 años con la pubertad y se extiende hasta los 21 años. La adolescencia se
caracteriza por una serie de cambios físicos y psicológicos, precisamente una
de esas características resaltantes es la rebeldía que es una expresión de
contraposición de las normas y reglas establecidas, por lo general el
adolescente promedio tiende a mostrar inicialmente esta conducta a sus padres y
luego a los demás. A medida que pasan
los años dentro de esta etapa el adolescente hace más racional su conducta
rebelde, esto se debe al desarrollo del pensamiento abstracto; conceptos como
los de justicia, honestidad y respeto se van familiarizando cada vez más con el
adolescente, la comprensión de estos conceptos implica cierto aprendizaje que
muchas veces no se da convenientemente es por eso que hay una serie de matices
y tonalidades de esta conducta rebelde que se caracteriza por la disidencia,
iconoclasia y contestatarismo. El
adolescente quiere ser escuchado por más absurdo que pueda resultar para
nuestros oídos, lo que el adolescente dice es lo que él piensa, busca
incesantemente ser respetado a toda costa, la independización de los adolescentes
es un deseo en común y el ser rebelde con causa no es solo tener un motivo para
ser rebelde sino implica ser responsable y consecuente, implica ser consciente,
o sea que siente, piensa, quiere y obra con conocimiento de lo que hace. Pero la
falta de consciencia no es exclusiva de los adolescentes, las personas
conscientes no abundan ni aquí ni en la China, ser plenamente conscientes de
nuestras limitaciones nos mantendrá dentro de nuestra juridicción y
competencia, la aceptación de sí mismo representa un paso importante de madurez
que los prepara para la próxima etapa del desarrollo que es la adultez.
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