domingo, 23 de noviembre de 2014

LA PARADOJA DEL DOLOR

Esta columna será breve ya que soy víctima de un terrible dolor, insoportable y que solo puedo atenuar con pastillas y mucho reposo, tengo algo que no le deseo a nadie, tengo la muela del juicio extraída parcialmente. En este instante escribo muy adolorido es más, no he ido a trabajar a la radio como regularmente lo hago, tampoco no he ido a mis clases de la universidad, sin embargo no me duelen los dedos así que continuaré con la reflexión de hoy inspirado en el dolor. El dolor como tal es bueno que se manifieste en nosotros, el dolor nos pone alerta de que debemos cuidar alguna parte de nosotros ya sea un dolor de cabeza, de estómago o de muela, cualquiera de estos dolores nos advierte (menos mal) sino imagínense una persona que le entre basurita al ojo y no siente nada, la no manifestación del dolor podría traer consecuencias terribles para el globo ocular como una infección, hemorragia, etc. Por tanto el dolor en este sentido nos avisa de que algo está yendo bien, así de paradójico resulta el asunto, ¡Que suertudos! Pero también es bueno que no se manifieste (y más aún cuando no hay estímulo que lo provoque) eso nos mantiene a gusto y cómodos con las actividades que normalmente hacemos, el dolor dependiendo su tipo  puede perjudicarnos cognitivamente a tal punto que sea complicado por ejemplo prestar atención en clases o elaborar con altura ciertos pensamientos o expresar con precisión nuestras ideas. El dolor por tanto es una experiencia sensorial y también es una experiencia emocional, esta experiencia es generalmente desagradable y es exclusiva de seres con sistema nervioso central. Los dolores por golpes, cortes o quemaduras son dolores localizados, pero si el dolor es difuso tiene que ser diagnosticado para que sea atendido debidamente. Es un error el auto medicarse, el dolor tiene una serie de características como la localización, intensidad y frecuencia además de mecanismos que permiten evitar o limitar los daños manifestados en la persona.  El dolor es menor cuando se racionaliza, si pienso que el dolor que siento temporalmente es para mi mejoría, entonces la tolerancia al dolor se justifica y se hace efectiva. Quiero cerrar con la cita de Arturo Graf que dice: “Bien poco enseñó la vida a quien no le enseñó a soportar el dolor”. Que opinan amigos, ¿será verdad o será mentira?




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