Jean Piaget fue
un biólogo suizo, que a través de sus trabajos ocupó lugares relevantes en la psicología del siglo
XX. Su aportación más importante ha sido la de organizar una psicología genética,
donde se ocupa del origen y desarrollo de la inteligencia, pensamiento y del
aprendizaje. Los aprendizajes no pueden acelerarse si no existe la maduración física
o psicológica requerida en el organismo, por tanto el desarrollo es un proceso
gradual, ordenado y secuencial en el que no es posible saltarse pasos. Por ejemplo un niño de 1 año no va poder
caminar y no lo va hacer porque no han madurado sus piernas, no tienen la
tonicidad que le permitiría mantenerse parado y menos andando. Para Piaget las
estructuras mentales, se renuevan incesantemente a partir de la experiencia, a
esto lo denominó desarrollo cognoscitivo. Jean Piaget propone las etapas del
desarrollo cognoscitivo y permite describir una serie de períodos con
características cualitativamente diferentes entre sí. Piaget define 4 periodos
del desarrollo cognoscitivo que son: sensorio-motriz, pre-operacional,
operacional concreto y operacional formal. El egocentrismo es una de las
características mas marcadas del periodo pre-operacional que abarca de 2 a 7
años. El pensamiento egocéntrico representa la visión centrada de si mismo
desde el lugar, momento o situación en que se encuentra la persona y no considera
el punto de vista de los demás, esto dificulta la capacidad de ponerse en el lugar
de otros (empatía). Otro punto importante a tocar es que el niño no es
conciente del egocentrismo que lo domina. Los berrinches, rabietas, majaderías y
todo el histrionismo volcado en llamar u obtener la atención de los demás, es
una constante en estas edades. ¿Pero qué pasa cuando hay adultos que de acuerdo
a lo expuesto por Piaget no parecen estar en la etapa operacional formal? Un adulto
según las características que corresponden a esta etapa debería tener un
pensamiento lógico, abstracto e
ilimitado, sus pensamientos no se limitan a la situación presente, sino es
capaz de proyectarse hacia el futuro o devenir de forma coherente, haciendo hipótesis,
deducciones, inferencias, etcétera. El encaprichamiento, las niñerías, los
engreimientos están sujetos al estado egocentrista del individuo y esta
manifestación es normal y hasta justificable en niños de hasta 10 años pero
cuando el asunto continua es probable que se manifieste una montaña de
problemas en la vida social-afectiva de la persona. Las causas pueden diversas,
por lo general se debe a una mala crianza con sobreprotección y consentimiento
en todo, otras veces por falta de cariño o afecto. La consecuencia inminente como
resultado es la inmadurez en cuanto al pensamiento que debería estar en relación
a la etapa cognoscitiva del desarrollo que le corresponde a la persona. Pero no
olvidarnos que nuestro desarrollo cognoscitivo dependerá siempre de nuestra experiencia
que tengamos con nuestro entorno.
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