La indefensión aprendida es una expresión que hizo popular
el psicólogo norteamericano Martín E.P. Seligman este nos dice que la
indefensión aprendida es la condición en la cual la persona aprende a creer que
está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se
encuentra y que cualquier cosa que haga será inútil.
La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que
puede afectarnos tanto cognitivamente como afectivamente, es decir, puede que
cambie nuestra percepción de nosotros y de nuestras metas, haciéndonos pensar
que no podemos hacer nada por cambiar la situación que “nos ha tocado”. Incluso
si realmente se nos da la oportunidad para cambiar algo, no lo hacemos,
impedidos por el pensamiento negativo que tenemos. La indefensión aprendida
hace que veamos los éxitos que tenemos como causas externas (por ejemplo,
cuando aprobamos un examen lo atribuimos a que el examen era fácil o que el
profesor estuvo blando, nosotros no somos la causa de aprobar el examen) y que
veamos los fracasos como causas internas (siguiendo con el ejemplo anterior, si
suspendieran ese examen nos echamos la culpa, aunque sepamos que hemos estudiado
mucho). Se origina lo que se llama “pensamiento rumiante” también característico
de la depresión, en el que pensamos constantemente sobre nuestros fracasos,
como si nos estuviéramos castigando sobre lo que hemos hecho, sin encontrar una
solución para cambiar nuestra situación.
La baja autoestima es la principal causante de esta indefensión
aprendida en los escolares con bajo rendimiento. En la mayoría de las escuelas
se infravalora el curso de tutoría el cual permite al tutor apoyar a los alumnos
en esta problemática que tiende a manifestarse luego en problemas de aprendizaje.
Es absurdo esperar buen rendimiento del alumno que padece de indefensión aprendida.
Pero es sensato comprenderlo y sobretodo apoyarlo.
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