domingo, 10 de agosto de 2014

NORMALIZACIÓN

La recientes del vocablo autoestima trae consigo imprecisión en cuanto a su compresión, por ejemplo la  definición del DRAE dice: “Valoración generalmente positiva de sí mismo” ¿por qué generalmente, habrá acaso un momento en donde no se haga esa valoración? Con esta redacción la real academia da entender que no siempre es positiva, la autoestima SIEMPRE tiene que ser positiva sino donde estaría la autoestima si solamente sería por temporadas. En el diccionario Larousse dice acerca de autoestima lo siguiente: “Aprecio, valoración y estima que tiene una persona por sí misma”. Sin pensarlo mucho se puede distinguir claramente que definición tiene mayor precisión. Ahora el exceso de autoestima es el EGO  sin embargo al ego se le califica inapropiadamente en el habla popular diciendo por ejemplo: Juancito tiene mucho ego. El hablante califica el sustantivo ego, cosa que no debe ser,  se debería evitar porque de por sí la condición del ego es una excesiva valoración, es redundante dicho ejemplo pero como dice Martha Hildebrandt: “El uso es el soberano de la lengua”. Considerando esta expresión podemos abordar una gran reflexión, ya que actualmente lo común, lo de muchos, lo abundante termina siendo normal, la normalidad hablando estadísticamente se considera como tal por la mayoría. Entonces cada es más normal la falta de valor por ejemplo la puntualidad, responsabilidad y el compromiso. Actualmente se tiende a ponderar esos valores antes mencionados porque no abundan, estos escasean y parece ser que para la sociedad ya es normal. Porque toleramos la informalidad, toleramos la falta de valores, toleramos la injusticia; basta ya normalizar tonterías estas condiciones no nos permiten desarrollarnos como sociedad, esta preocupación no nos debe conducir a la lamentación, al contrario debe conducirnos a la acción.


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